No obstante, los lavaderos públicos son mucho más antiguos. En las provincias de Castellón y Valencia se han protegido numerosos lavaderos públicos antiguos, algunos construidos ya en el siglo XVI. Los lavaderos públicos están presentes en todos los pueblos y ciudades de Francia, y muchos son de origen romano. Con la revolución industrial y el crecimiento de las ciudades ribereñas se creó un nuevo negocio: las barcazas-lavandería de varios pisos que alojaban a las lavanderas, dotadas con calderas de vapor, etc. Y hace más de 2.000 años que en las ciudades del imperio romano existía el servicio de lavandería o fullonica.
El sistema fontanal de 1880
El aumento de la población durante el siglo XIX en pueblos y ciudades de España favoreció el contagio de enfermedades originadas por la contaminación de las aguas y la falta de higiene: una sociedad sucia e insana. Se hizo necesario mejorar los abastecimientos de agua, instalar fuentes, abrevaderos, lavaderos de ropa y otros servicios mediante obra pública. También fue intensa la divulgación de las medidas básicas de aseo personal y prácticas saludables con mensajes del tipo «lávate las manos antes de comer» o «cuece la leche».
Las primeras referencias al conjunto de fuente, abrevadero y lavadero de Galbárruli y su barrio Castilseco aparecen en los libros de fondos municipales de fecha 22 de enero de 1879 siendo Pedro Salinas el depositario del ayuntamiento (tesorero) y Vicente Gómez el alcalde de la villa. El tesorero pagó 4.750 pesetas por la construcción de los dos complejos fontanales. Estos fondos provenían de la venta de propiedades municipales expropiadas —«bienes de propios enagenados en este pueblo»— por la Ley de desamortización de Pascual Madoz de 1855. El 80% del dinero obtenido se podía invertir en el pueblo, y el 20% restante lo recaudaba el Estado. La fuente de Galbárruli se terminó en 1880 y la de Castilseco poco después.
¡A vereda! Limpieza anual de la fuente, abrevadero, pilones y lavadero de Galbárruli por los vecinos. 26 de abril de 2003.
El complejo de fuente, abrevadero y lavadero de Galbárruli tiene una factura impecable, en el que fueron necesarios unos ciclópeos muros de contención de sillería y sillarejo al estar por debajo de cota. En el lavadero se reunían hasta quince mujeres haciendo más llevadero el duro trabajo de lavar la ropa.
El agua para consumo doméstico (bebida, aseo, cocina) se recogía de los caños hasta 1977, año en el que se realizó la acometida domiciliaria. A partir de ese año también se dejó de utilizar el lavadero.