Obarenes: la frontera

Tras la incursión árabe del año 711 con la derrota visigoda en Guadalete y la toma de Toledo, el califato de Damasco ordena un año después que un contingente mucho mayor de soldados árabes y bereberes cruce el estrecho. Conquistan Sevilla, Mérida, Zaragoza y llegan hasta León, Galicia y Asturias, su frontera norte. Los castros de Pancorbo, Cellorigo y Riscos de Bilibio formaron parte de esa frontera.

El Instituto Geográfico Nacional de España ha plasmado en mapas la evolución histórica de al-Ándalus, información gráfica que acompaña con un resumen histórico de este período de la Edad Media.

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Historia de una zona de paso

Un vecino de Sajazarra resumió bien la historia de esta comarca: «Por aquí pasó todo el mundo pero dejaron poca huella». Fue una zona de paso desde el Mediterráneo a la meseta, entre el valle del Ebro y Castilla, del sur hacia el norte peninsular. Pero también fue una zona de montaña y de frontera —belicosa—, por lo que muchos colonos pasaron de largo buscando territorios más amables como las vegas fértiles. Esos asentamientos crecieron y permanecieron en el tiempo, dejando una impronta en el territorio.

 Impresionante colección de materiales recuperados en la necrópolis de Miraveche desde 1915 y depositados en el Museo arqueológico de Burgos (la foto es de 2001). Miraveche, Villanueva de Teba y Silanes son pueblos de los Obarenes burgaleses con importantes yacimientos autrigones.
Impresionante colección de materiales recuperados en la necrópolis de Miraveche desde 1915 y depositados en el Museo arqueológico de Burgos (la foto es de 2001). Miraveche, Villanueva de Teba y Silanes son pueblos de los Obarenes burgaleses con importantes yacimientos autrigones.  

Durante la Edad del Hierro, antes de la colonización romana de la península, los pobladores de los Obarenes vivían en castros, dispersos, en zonas elevadas de difícil acceso desde las que controlaban el territorio. Eran más ganaderos que agricultores y tenían ascendencia celta. Los geógrafos e historiadores de la Antigüedad denominaron a esta etnia autrigones. En la zona sur de estos montes —Haro, Ábalos, Sierra de Cantabria—y según las mismas fuentes pudieron compartir el territorio con otra etnia distinta, los berones, también de origen celta. Se conserva un castro berón en Salinillas de Buradón.

Con la romanización se organizó y pacificó el territorio. Aunque cada rincón de estos montes fue prospectado en busca de hierro y otros minerales, no encontramos asentamientos relevantes de esta época, salvo la ciudad romana de Libia: se edificó sobre un poblado berón que ocupaba el cerro sobre Herramélluri, junto a la calzada romana que unía Tarragona con Briviesca.

 Los romanos de Libia, 9 de septiembre de 2011. Mercadillo y desfile de legionarios que organizan y en el que participan los vecinos de Herramélluri.
Los romanos de Libia, 9 de septiembre de 2011. Mercadillo y desfile de legionarios que organizan y en el que participan los vecinos de Herramélluri.  


En plena decadencia del imperio romano, grupos de bárbaros entraron en Hispania por Roncesvalles. Aprovecharon las calzadas para desplazarse hacia el oeste cruzando los Obarenes por Pancorbo y hacia el sur siguiendo el valle del Ebro. Entre 409 y 411 saquearon y arrasaron todo lo que encontraron a su paso. Este caos llevó a una parte de la población a refugiarse en las montañas. En 415 llegaron los visigodos en auxilio de Roma y en el 473 ya se habían asentado en Hispania. En 574 nuestra comarca fue zona de paso de las tropas del rey Leovigildo hacia la desaparecida ciudad de Cantabria (junto a Logroño), al final de la sierra del mismo nombre.

La llanada comprendida entre los Obarenes y las estribaciones de La Demanda fue escenario de incursiones de saqueo y razias entre el incipiente reino de Asturias y los sarracenos de al-Ándalus. A mediados del siglo VIII, Fruela I y su hermano Alfonso I de Asturias arrasaron la comarca controlada por los árabes. Tras su muerte, Abd-al Rahman I recuperó esta frontera oriental en 759 obligando a los cristianos a refugiarse de nuevo en las montañas, en cuevas artificiales.

El siglo IX será testigo de tropas cristianas y musulmanas recorriendo estas tierras. En 859 Ordoño I venció en la Morcuera y en Albelda, recuperó Amaya y fortificó las fronteras. Los árabes respondieron en 865 asolando Álava, superando a las tropas de Ordoño en Pancorbo y masacrando a las tropas astures en la Morcuera. Pancorbo y Cellorigo, ya cristianos, resistieron a los ejércitos cordobeses en 882 y 883. En 899 los reyes asturianos y leoneses junto a los condes castellanos y alaveses hicieron retroceder al enemigo, fijando definitivamente la frontera norte y controlando el desfiladero de Pancorbo, el castillo de Cellorigo, el paso de la Morcuera, Castilseco, Sajazarra, Grañón, Leiva y el castro de Bilibio.

Al inicio del siglo X la zona era más segura y se comenzó a repoblar con gentes del norte: se fundaron aldeas y se construyeron iglesias. La comarca estuvo bajo el control del reino cristiano de Pamplona hasta 1076, momento en el que toda la Rioja excepto la Sonsierra de Navarra pasó a depender de Castilla, convirtiéndose el Ebro en la frontera entre ambos reinos.

Cellorigo es la localidad más antigua de la zona según las fuentes escritas. La «Crónica Albeldense», un manuscrito anónimo finalizado el año 883 en el monasterio de San Martín de Albelda, lo cita como Castrum celloricum.

Castilseco se documenta más tarde como Castriello en 1004 y Castrum siccum en 1099. La tradición oral mantiene que sobre el cerro de San Martín existió un castro defensivo del que se reutilizaron los grandes sillares que actualmente vemos bajo la ventana de la espadaña de la iglesia. Existen afloramientos rocosos dispersos por la comarca que presentan huecos tallados en los que, posiblemente, se encastraron los postes de madera de las torres de vigilancia y defensa contra las incursiones de saqueo.

Castilseco fue villa de realengo y perteneció a Miranda de Ebro desde 1099 hasta 1833, momento en el que se creó la provincia de Logroño y esta aldea pasó a depender de Galbárruli.