La fuente
En 1880 ya estaban abonadas las obras de las fuentes de Castilseco y Galbárruli, con sus respectivos lavaderos y abrevaderos. En el archivo municipal encontramos los tres documentos de depósito que cubrieron el coste total de los dos complejos, 4.750 pesetas. No obstante, la fuente de Castilseco entró en funcionamiento unos años después.
El sistema era más sencillo que el de Galbárruli, pero organizaba el uso del agua con los mismos criterios de salubridad: primero el agua de boca para los vecinos que manaba de la fuente; el sobrante discurría desde la fuente hasta el lavadero por un canal bajo que hacía las veces de abrevadero para el ganado menor, y por último el agua se utilizaba para enjabonar y aclarar la ropa en el lavadero, cubierto y bien ventilado. Se intentaba que no coincidiese el ganado mientras se lavaba la ropa. El ganado mayor —mulas, bueyes, vacas y yeguas— bebían directamente del arroyo cuando éste bajaba con agua.
El lavadero siguió en uso hasta enero de 1978, cuando se instaló la acometida de agua potable en los domicilios.